Meditacion Zen


Entonces podéis entrar. En el espacio que os es propuesto, veréis que no hay (casi) nada. No os desconcertéis. Quitamos las imágenes para tocar la realidad desnuda de la experiencia. ¿Podéis realmente reencontraros con vosotros mismos?. Directamente, sin el intermediario de alguna cosa.
Un espacio os es ofrecido. Una vez pasada la puerta de entrada, os inclináis con las manos juntas en un gesto de gratitud. Cogéis un cojín redondo para sentaros encima. Palparlo cuidadosamente, ¿es suficientemente compacto?, ¿suficientemente ancho?. Tenéis que aprender a juzgar los cojines, a encontrar aquel que esté adaptado a vuestra propia morfología.

No hay comentarios:

Publicar un comentario